Dedicado a todos mis sobrinos y sobrinas;
sin excepciones válidas, porque todos y todas son parte de mí...

Los hijos e hijas de mis hermanos y hermana, es decir, mis sobrinos, a igual que los hijos e hijas de mis primos y primas, son mis más grandes razones para vivir. Ciertamente, el amor que uno no les profesa a los sobrinos y sobrinas, no es igual que el que le profesan sus padres, pero sigue siendo amor, con una cuota de responsabilidad y compromiso compartido con mis hermanos, hermana, primos y primas. ¡No lo dudo!
En honor a la verdad, no tener hijos, sea por los motivos que sea, deja la sensación de que "algo" no está completo, pero a veces, muchas veces, nadie puede detener el destino, y menos oponerse al mismo, porque lo que ha escrito Dios Padre en el cielo, no lo puede borrar ningún mortal sobre la faz de la tierra. ¡Que quede claro!
Mi hermano Marco Antonio, tiene tres hijos: Marco David (el mayor), Jhorjan Alejandro (el del medio), y Marvin Josué (el menor). Él (mi hermano Marco Antonio), refiere que tiene una hija, que supuestamente se llama Bárbara, y es el fruto de una tercera pareja por parte de él, pero a esa niña, no la conozco.
Mi hermana Ariana Jimena, tiene dos hijos: Diego José (el primero) y Aramis José (el segundo), nacidos de la unión con su primer esposo; quiero destacar que Jhorjan y Aramis, llevan sus primeros nombres, gracias a mí, ya que sus padres me permitieron la oportunidad de ofrecerles un nombre, de acuerdo a mis consideraciones y gustos.

Luego mi prima Florangel, tiene un hijo, cuyo nombre es Guido Rafael; mi primo Rafael Adrián tiene un hijo, Adrián Ernesto, y una hija, María Carlota; y mi primo Juan Carlos, una hija, llamada Camila Valentina, a quienes también considero mis sobrinos y sobrinas.
Jannis Gabriela, otra de mis primas, tiene a Alana Alejandra, y a Arístides; mientras que mi primo Juan Adrián tiene a Paola, a Juan Adrián (Junior), a una niña que no conozco, y a la cual tampoco le se el nombre, y un niño que apenas, al escribir esto, tiene sólo días de nacido, y que han decidido llamar Juan Domingo.
Todos esos sobrinos y sobrinas míos, los he querido incluir en estás líneas, como una forma de agradecerle a Dios Padre, a la vida, y a mis primos y primas, la oportunidad de darme tantas razones para vivir; y espero que dichas razones, a futuro, me den más razones para seguir viviendo, hasta que el máximo creador, me requiera en la casa grande del cielo.
A todos ellos y ellas, mi amor y respeto, mi ayuda y apoyo incondicional, por siempre y para siempre...