
Considero que es muy válida la oportunidad que se le ofrece a los nóveles talentos en el canto, baile, danza, entre otras áreas del quehacer artístico-cultural, tanto en la República Bolivariana de Venezuela, como en otros países que conforman el globo terráqueo; sobre todo, cuando la vorágine económica-social, no permite que las personas de escasos recursos puedan lograr sus sueños y alcanzar sus metas en el acontecer tácito; de allí la benevolencia de los referiros reality´s show.
Sin embargo, no es de mi agrado cuando en ese tipo de programa televisado, los productores son permisivos con los actos y acciones que atentan contra la integridad de los participantes, como por ejemplo en el caso de aquellos niños, niñas, adolescentes, jóvenes y adultos contemporáneos y adultos mayores, que no poseen el talento adecuado o el nivel esperado, y los hacen objeto de burlas y críticas malintencionadas.
Pienso que, en ninguna prueba de talentos, deben permitir la participación de personas que no reúnen las condiciones necesarias para hacer una presentación pública; y para ello deben hacer uso de un filtro, que impida que la persona sea expuesta a la palestra pública, de la peor manera posible en el mundo del arte y el espectáculo. Pero al parecer, eso es lo que a los productores les agrada, porque al parecer, es lo que da "raiting".
Ni hablar, de aquellos reality´s show donde permiten que los niños, niñas y adolescentes emulen a cantantes adultos contemporáneos o mayores, incluso con mala reputación o con una vida personal agitada y alejada a las normas del buen vivir y convivir. Tampoco me gusta hablar sobre el empeño de los productores de permitir que los niños, niñas y adolescentes, utilicen el verbo y el vestuario de personas adultas; siendo lamentable que los padres, representantes o responsables lo permitan.