Dedicado a mis padres terrenales: Sara y Marcos...
a mis herman@s y prim@s...y a todos los padres y madres del mundo..!

Para mi madre, debe haber sido toda una vivencia y experiencia única, los cambios que se comenzaron a manifestar desde el momento de mi concepción, hasta el día de mi nacimiento. Imagino que mental y físicamente, debió ser todo un proceso, ante el cual tuvo que modificar algunas conductas y hábitos personales. Mientras que, para mi padre, el trabajo se acrecentó, porque a partir del primer embarazo de mi mamá (soy el primogénito), tuvo que trabajar el doble, y hasta el triple, porque su compromiso aumentaba, mientras se producía mi crecimiento en el vientre materno, y ya, una vez nacido, viviendo entre ellos dos.
Pero, aunque dicen que cuando se cumple la mayoría de edad (en Venezuela, a los 18 años), los hijos se apartan físicamente del lado de los padres, por motivos de estudios, de trabajo o sentimentales (por acudir al lado de la persona amada), en mi caso, en el caso de la mayoría de mis hermanos, e igualmente entre mis primos más cercanos, no ha sido así, porque casi todos vivimos con nuestros padres, pese a que la mayoría están casados (o conviviendo bajo la figura del concubinato) y tienen hijos (menos yo).
Recuerdo constantemente, que mis padres, cuando cumplí la mayoría de edad, me dijeron (cada uno a su manera), que aunque cumpliera esa edad, y llegara a tener 40 años, para ellos, yo seguiría siendo un niño; y vaya vaya, que realmente fue así, porque resulta que a la edad de 40 años, me diagnostican una lesión maligna (cáncer en 2do grado, con 80% de metástasis, y desahuciado por las ciencias médicas), y ambos me trataron como un niño, incluso, como por efectos de las quimioterapias, en muchas ocasiones no me podía valer por mí mismo, mi mamá llegó a colocarme pañales desechables para adultos y a bañarme, junto con mi padre, y mi hermana Ariana Jimena, a quien por cierto, yo le cambié sus pañales en su período de niñez, al igual que a mi hermano Andrés Eduardo. Conste, que no lo pude hacer con mis hermanos Marco Antonio y Marco Vinicio, porque mi edad, para aquel entonces, no me lo permitió.
Sin lugar a dudas, que durante todos mis años de vida, mi mamá Sara y mi papá Marcos, han sido para mí los mejores maestros que enseñan una gran lección, que yo título (como muchos y muchas lo hacen) "Amor de Padres". Gracias a Dios Supremo, que numerosas personas han podido disfrutar del amor de su padre y de su madre, o de uno de ellos solamente, ante la ausencia de uno o el otro. Sin embargo, lamento mucho, que numerosas personas no hayan podido (o no puedan en la actualidad) disfrutar del amor tanto de papá o de mamá o de alguno de los dos; pero en el fondo, pienso y creo, que en esos casos, deben asumirse los casos y situaciones, como grandes lecciones de vida.
"Amor de Padres"...eso es lo que he sentido durante tanto tiempo, por parte de mi mamá y de mi papá, a quienes deseo mucha salud, amor, tranquilidad mental y física, y prosperidad, en armonía para todo el mundo y de manera perfecta. Solidarizándome finalmente, con todos aquellos y aquellas que han podido disfrutar del amor de sus padres, así como también, con aquellos y aquellas, que contrariamente, no lo han podido disfrutar..!
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