Ya en varias oportunidades (creo que en dos, previas a ésta), he hecho referencia en éste mi blogger, sobre el cáncer, como enfermedad, y no como signo zodiacal; en primer lugar, porque yo fuí paciente oncológico, y ahora soy sobreviviente de dicha afección; y en segundo lugar, porque me ha correspondido, saber sobre dicha enfermedad, en las personas de seres muy allegados, en calidad de familiares y amigos.
He visto a muchas personas cercanas, sufrir de esa enfermedad y de sus múltiples consecuencias; algunos(as) la han superado, mientras que otros(as), han perdido la batalla contra dicho flagelo, que cuando no es detectado a tiempo, se constituye en mortal; y no en todos los casos, porque también sucede, que siendo diagnosticado a tiempo, la ciencia médica no puede hacer nada por el/la paciente.
Son muchas las personas con cáncer, que he visto sufrir los avatares de dicha enfermedad, librar una batalla contra todo, en primer lugar, contra el sistema social que impera en Venezuela, donde cualquier persona se expone a un sinfín de precariedades al acudir a los centros de salud públicos; y en segundo lugar, por los costos que se derivan de los servicios médicos y los medicamentos; salvo las raras excepciones que son atendidas por las instancias gubernamentales.
Son muchas las familias (padres, madres, hijos, abuelos-as-, tíos-as-, sobrinos-as-, entre otros), que he visto sufrir, a la par del familiar afectado por el cáncer; y yo no puedo ocultar que cuando se de alguien con esa enfermedad, siento que la vida me da una bofetada, que en realidad siento tan fuerte, hasta el punto que me duele mucho.
Actualmente, estoy viviendo nuevamente, la cercanía de una persona de mi entorno, diagnóstica con cáncer, y de acuerdo a la ciencia médica, ya no se puede hacer nada por esa persona; pero yo le sigo insistiendo a Dios Padre, a Cristo Jesús, a María Santísima, a mi madre Oshun, y a José Gregorio Hernández, para que hagan el milagro sobre la persona afectada mortalmente.
Una vez dije, que "yo no iba a ser feliz mientra supiera de personas afectadas con cáncer e incluso con Sida", y verdaderamente, ha sido así, pero no pierdo las esperanzas de que algún día, esa enfermedad, ya no será tan amenazante, como hasta ahora se presenta. ¡En la fuerza suprema, confío!
Es una auténtica batalla de batallas, ésta lucha contra el cáncer y sus secuelas; pero la mejor arma, es la fe, y con la fe, se debe continuar, hasta perder o vencer, más sin embargo, la opción es vencer.