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miércoles, 2 de enero de 2013

¡Fuego al Cañón!

Recién se inicia un año nuevo, el año 2013, en espera de que represente un nuevo ciclo de 385 días (386 en año bisiesto), con mucha salud, amor universal, paz, seguridad social, y prosperidad, en armonía para todo el mundo y de manera perfecta, quedando plenamente convencido, que es el deseo o los deseos del común ciudadano, tanto en Venezuela, como en todos los países del globo terráqueo. Aprovecho la oportunidad para desear un sinfín de cosas buenas a mis apreciados(as) lectores(as).

Casi para finalizar un año, y al comenzar el subsiguiente, la mayoría de las personas pensantes y racionales comienzan a hacer sus peticiones al Padre Supremo y Eterno (llámese Dios, Jehová, Alí, Alá, etc). Lo primero que piden es salud, paz y prosperidad, y a esos tres deseos, se les suman muchos más, que conforman una lista extensa y casi interminable. Pero, ¿serán las personas honestas con el deseo o deseos que piden?

Pues bien, la pregunta con la cual cierro el párrafo anterior, la hago, considerando lo siguiente: De manera reiterativa le pedimos a Dios (o como usted-es- desee llamarle), por la preservación del planeta tierra, pero apenas "faltan cinco pa´ las doce" (como dice la canción), es aberrante la cantidad de fuegos artificiales que son usados y lanzados por numerosas personas, aunque a ciencia cierta no sé si son más los que se divierten con los cohetes artificiales, o quienes no manifiestan agrado al respecto.

Sinceramente, es un total sadismo lo que ocurre la noche del 31 de Diciembre de cada año; tal parece que muchas personas en medio de la euforia de la fecha, olvidan que el humo y la pólvora que se desprenden de los fuegos artificiales, son altamente contaminantes del aire que respiramos seres humanos, animales e incluso las plantas desde su natural medio de oxigenación. Pero ¡parece no importar la magnitud del problema!

A su vez, aunado al problema de contaminación ambiental, contaminación del aire, se contabilizan los casos de personas que sufren accidentes con los referidos fuegos artificiales, que implican la amputación de un dedo, la mano, el brazo, un pie, la pierna, que son las áreas del cuerpo más vulnerables en la situación referida. Así mismo, olvidamos a las personas con patologías respiratorias, que se ven severamente afectadas por la irresponsabilidad colectiva de una noche en particular. Pero, ¡parece no importar la magnitud del problema!

Las autoridades gubernamentales, con antelación, hacen referencia a normas jurídicas a través de las cuales se prohíbe la utilización de fuegos artificiales o de algunos muy particularmente, pero el común de las personas, hace caso omiso a las disposiciones emanadas por los organismos y personas con competencia y credibilidad en la materia y en la problemática social plenamente tipificada. No es de extrañar los casos de complicidad entre las autoridades gubernamentales y los expendedores de los distintos fuegos artificiales que se venden en el mercado.

No obstante, año tras año, aumenta la cantidad de fuegos artificiales dispersados por los cielos de toda Venezuela y demás países del mundo, y del mismo modo, es más grande la irresponsabilidad de los seres humanos; con el resultado lamentable de tanta contaminación del aire y de todo el ecosistema terrestre; siendo uno de los más perjudicados, los animales con sentido de la audición muy desarrollado, como los perros y los gatos.

Después nos quejamos, pero no medimos nuestro propio grado de consciencia..!

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