Venezuela, se destaca por su potencial humano, y sus recursos naturales, dado que en ambos casos, las fortalezas son más que las debilidades, y las oportunidades, más que las amenazas. A nivel mundial, Venezuela es reconocida por su petróleo y otros recursos naturales renovables y no renovables, por la variedad de sus paisajes, por su mujeres bellas, y sobre todo por el talento que prolifera en todos los sectores y áreas sociales.
La Selección de Fútbol de Venezuela (Federada) o en otras palabras..."La Vinotinto", es otro de los motivos de orgullo y celebración, cuando se hace referencia a lo bueno, lo grande, y lo hermoso de la nación venezolana. En su contexto, los propietarios, los directivos, el personal técnico, y sobre todo, cada uno de sus jugadores, siempre han dado el todo por el todo, para dejar en alto, el nombre de Venezuela.
Los aciertos son innumerables, los desaciertos también. De lo primero, nos regocijamos, mientras que de lo segundo, nos queda un sabor amargo, por cierto, amargo como el sabor del vinotinto. No obstante, es amplio el centimetraje sobre la Selección de Fútbol de Venezuela, en unos casos, en positivo, en otros casos, muy negativos; lo cierto es que resulta necesario buscar y procurar el equilibrio en la balanza donde se sopesa lo social, el deporte y el fútbol nacional.
La Vinotinto, por primera vez durante muchos años, ha despertado en los(as) ciudadanos(as) venezolanos(as) una pasión desmedida por el fútbol, como disciplina deportiva. Nuestra "Selección Nacional", ha permitido que sus congéneres patrios, tengan un sueño mundialista, al considerarse la posibilidad de que la Vinotinto, pueda ser uno de los equipos que participen en el Mundial "Brasil 2014"...y aun, ese sueño continúa como una fuente inagotable de esperanzas, porque si se puede; y de no ser posible, se puede intentar dentro de algunos años más (para el 2016).
En el fútbol, los jugadores entregan todo de sí, siendo la misión, ganar a costa de uno o más goles. Cada jugador aporta al equipo su capacidad como persona y como profesional de dicha disciplina deportiva; ellos, corren, se tropiezan, caen, se lastiman, se reponen y vuelven a entregarse en cuerpo y alma. A la fanaticada, sólo nos resta apoyarlos en todo momento, en las buenas y en las malas...porque todos somos: "Vinotinto".
Los aciertos son innumerables, los desaciertos también. De lo primero, nos regocijamos, mientras que de lo segundo, nos queda un sabor amargo, por cierto, amargo como el sabor del vinotinto. No obstante, es amplio el centimetraje sobre la Selección de Fútbol de Venezuela, en unos casos, en positivo, en otros casos, muy negativos; lo cierto es que resulta necesario buscar y procurar el equilibrio en la balanza donde se sopesa lo social, el deporte y el fútbol nacional.
La Vinotinto, por primera vez durante muchos años, ha despertado en los(as) ciudadanos(as) venezolanos(as) una pasión desmedida por el fútbol, como disciplina deportiva. Nuestra "Selección Nacional", ha permitido que sus congéneres patrios, tengan un sueño mundialista, al considerarse la posibilidad de que la Vinotinto, pueda ser uno de los equipos que participen en el Mundial "Brasil 2014"...y aun, ese sueño continúa como una fuente inagotable de esperanzas, porque si se puede; y de no ser posible, se puede intentar dentro de algunos años más (para el 2016).
En el fútbol, los jugadores entregan todo de sí, siendo la misión, ganar a costa de uno o más goles. Cada jugador aporta al equipo su capacidad como persona y como profesional de dicha disciplina deportiva; ellos, corren, se tropiezan, caen, se lastiman, se reponen y vuelven a entregarse en cuerpo y alma. A la fanaticada, sólo nos resta apoyarlos en todo momento, en las buenas y en las malas...porque todos somos: "Vinotinto".
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