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viernes, 2 de octubre de 2015

¡Pena de Muerte...o Capital!


¡¡¡Sí, absolutamente sí, estoy de acuerdo con la pena de muerte o pena capital!!! ¡¡¡Quizás, es que estoy harto de la inseguridad y la delincuencia en mi país!!! Y no me vengan con el cuento del respeto a los derechos humanos. Bien dice el proverbio popular: ¡No hagas, lo que no te gusta que te hagan! Siendo así, las personas que se revuelcan en sus bajas pasiones y cometen fechorías, atentando contra la vida, la integridad y seguridad de otras personas, no tiene derecho a sus derechos humanos. Primero, deben respetar, para que se les respete.

Puedo entender, el dolor de una madre, de un padre, cualquier otro familiar o amigo, que tiene un deudo privado de libertad, pero ese estatus que le confiere a esas personas dentro de un centro penitenciario, no es más que la consecuencia de sus malas acciones. ¿Responsables? La sociedad, los gobernantes, las familias, los antivalores, la falta de familia y de hogar, como génesis de todo lo negativo e inhumano.

Sin embargo, cuando abordo el tema, las personas que escuchan mis argumentos, dicen que lo intrincado del asunto, es que paguen justos por pecadores...y es cierto. No voy a atreverme a dudarlo. Pero para eso están los órganos de seguridad del estado venezolano (en el caso que compete), aunque tampoco voy a dudar que, allí también, entre "los uniformados", se encuentran quienes hacen apología al delito.

Yo recuerdo mucho a mi bisabuelo paterno, Jesús Plaza. Un señor alto, delgado, blanco, perfilado, con los ojos azules y el cabello canoso, con un tono de voz, gruesa, pero que hablaba en voz baja, que caminaba lento y encorvado, por efectos de la edad. Él siempre me decía:

¡Hijo, en tiempos de Marcos Pérez Jiménez, a las personas que encontraban cometiendo fechorías, les daban un tiro en una pierna, si volvían a delinquir, les daban otro tiro en la otra pierna, y hasta los mataban, pero no había tanta delincuencia; y a los presos, los ponían a trabajar! Y así, fueron muchas las historias, cuentos y anécdotas que mi bisabuelo me contaba, mientras pasaba unos días de vacaciones junto a él, y mi abuela materna en Caracas, en la Avenida "Santa Isabel" de Prado de María, a dos cuadras de la Avenida Principal del Cementerio; zona que por cierto me trae tantos recuerdos alegres y tristes, y que me conozco de cabo a rabo.

Pues bien, será que a partir del relato de mi bisabuelo Jesús Plaza, puede uno pensar que hace falta un nuevo "Marcos Pérez Jiménez" en Venezuela? Será? Bueno, mientras pienso en los pro y contras, lo que si tengo claro es que lo que no sirve se bota, y por allí anda mucha carroña ambulante. Desecho humano que no merece respeto alguno, porque ¡No respetan! y ¡quien quiere que se le respete, debe respetar!

Muy de acuerdo con la pena de muerte...no tengo dudas...

He dicho...

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