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miércoles, 8 de febrero de 2012

¡Pasaporte al Cielo!


Éste es otro de los artículos que refleja parte de mi forma de pensar, ser, actuar, hablar y sentir, y es precisamente en esta ocasión, cuando traigo a la palestra pública, otro tema que por una parte, no me agrada abordarlo mucho por sus múltiples variantes dentro del contexto del pensamiento humano y universal, y por otra parte, porque puede generar mucha polémica.

Expresado lo anterior, entro de lleno en el tema que por ahora ocupa mi intención (a veces no me agrada la frase: "Por ahora"), tratándose específicamente de la religión o las religiones y la actitud/aptitud de las personas, ante las mismas.

Pues bien, lo primero que debo acotar, es que yo fuí bautizado bajo los parámetros de la iglesia católica, apostólica y romana, por iniciativa de mis padres (no tuve nada que ver en esa decisión), ya que con tan sólo un mes de nacido, no era mucho lo que podía hacer en aquel momento del pasado. 

Actualmente, con la edad que tengo, no estoy en desacuerdo con la decisión de mis progenitores, pero obviamente, no califico dentro del prototipo de las personas congregadas dentro de la iglesia católica, apostólica y romana. (La verdad es que no entiendo porque lo de "Romana", si fue bajo el criterio de los romanos, que condenaron a Cristo Jesús).

Resulta, que yo creo en Dios Padre, como el máximo creador, y en su hijo amado Jesús, el nacido en Nazareth, al igual que creo en María de Nazareth, la elegida entre todas las mujeres, para ser la madre de Dios Hijo: Jesús. Cuando me entrego en oración (yo no rezo, yo oro), lo hago ante la magna presencia de Cristo Jesús, porque a través de él, puedo llegar al padre; y tengo mucha fe en María, la madre de Jesús...el Carpintero.

No obstante, yo no soy persona de acudir a iglesias, porque no creo en los sacerdotes (más si en el sacerdocio), ya que la mayoría de los sacerdotes de todas las iglesias, sobre todo los de mi pueblo, no me inspiran nada positivo...y válgame dios, que no puedo hacer muchas excepciones.

Ahora bien, yo pienso que para comunicarse con Dios, en sus Tres Divinas Personas, no hace falta ir a una iglesia; lo puedes hacer en cualquier parte que te encuentres. También puedes proceder similar con María Madre de Dios Hijo, y cualesquiera de los santos y santas, ángeles y arcángeles de devoción.

Estoy decididamente en contra de aquellos y aquellas que creen que siendo de "x" o "y" iglesia, redimen sus pecados en la tierra. ¡No señor! Nuestros pecados, serán perdonados por el Padre Eterno, ya sea en el plano terrestre o en otra dimensión espiritual, pero no nos libraremos de la expiación por nuestras culpas, aún hayamos sido perdonados por el Padre Celestial.

Tampoco estoy de acuerdo con la forma como se "comportan" los feligreses en ciertas y determinadas iglesias en la tierra; no me agradan los lujos, el monetarismo o peseterismo (por todo cobran, es decir, exigen dinero), tampoco las demostraciones de júbilo estridentes (gritos, cantos, música, entre otros), porque los siento contrarios al proceder del hijo prometido: Cristo Jesús.

Estoy absolutamente convencido que una religión no es y nunca será un pasaporte al cielo; y considero que a ese lugar, sólo llegaremos de acuerdo a las obras que ejecutemos en el plano terrestre. Una vez, una señora, muy amiga mía, me dijo: "La religión es el universo; y la iglesia es tu cuerpo"...eso fue suficiente para que se produjera en mí, un cambio de actitud/aptitud ante las múltiples iglesias que han surgido sobre la faz de la tierra.

Y con todo y todo, respeto las creencias religiosas de mis semejantes..!

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