Sin la papa, se encuentran miles y millones de personas en diferentes países del mundo; y antes de proseguir, me conviene aclarar que en la nación donde vivo, a los alimentos que ingerimos, los alimentos, los llamamos "La papa"; así que pueden darse por informados, quienes no lo sabían, y quienes si, seguramente, me darán la razón.
Una vez más reitero lo que siempre he dicho, con relación a lo delicado de hacer referencia a temas religiosos y políticos...¡pero ni modo!...no puedo auto-silenciar mi voz, ante hechos y situaciones que considero, no debieron, no deben, no deberían, ni deberán ocurrir, como por ejemplo, todo lo que ocurre en torno al Estado del Vaticano y al Papado.
Quiero aclarar, de manera apriorística, que fui bautizado en la santa iglesia católica, apostólica y romana, creo en Dios Padre, en Dios Hijo, hecho hombre en el plano terrestre, y en la magnificiencia del Espíritu Santo, al igual que en mi amada Madre Celestial: María de Nazareth; pero no creo, en ninguna de las iglesias, instauradas en la tierra. ¡So sorry!
No puedo creer en ninguna iglesia que anteponga valores y principios que se alejen de los intereses y necesidades de las personas, independientemente de la religión que profesen y las iglesias que visiten y frecuenten. No concibo una iglesia que derrocha riquezas, lujos y privilegios, mientras que miles y millones de personas, viven en la más absoluta miseria.
Una de las razones que me inducen a pensar y creer en lo que siento en el tema tácito, es Cristo Jesús, lo que él reflejó durante su estadía en éste plano existencial que denominamos: "La Tierra". Jesús, el Primogénito, fue un ser de luz, que se caracterizó por su humildad de corazón y espíritu, y por ser ajeno a cualquier tipo de riqueza material.
Antepuesta una de mis tantas razones, entonces ¿No entiendo porque las iglesias esparcidas en numerosos países del mundo, ostentan tantos bienes monetarios y materiales? ¿A quién representan? ¿A Cristo Jesús? ¿A los pobres? ¡No, señores, no...no representan la humildad de la esencia de nuestro señor Jesucristo!
Yo me declaro abiertamente contra el Estado del Vaticano, y contra la figura del Papa, porque no representan a los pobres, a los más necesitados, a los excluidos, a los vejados, a los olvidados, y no daré mi brazo a torcer, hasta que no me demuestren lo contrario a lo que observo, critico y condeno, sujetándome únicamente al perdón de Dios, Padre y Señor del Universo.
Agradezco me disculpen, aquellos y aquellas que piensen de manera diferente ante lo que pienso, siento y expongo.