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domingo, 6 de noviembre de 2016

¡En este país, tu país, mi país!


A mí me gustaría vivir en Estados Unidos de Norteamérica (EE.UU), pero no es como consecuencia de la situación país actual. Es un deseo manifiesto desde hace muchísimos años. Es más, aunque me digan loco (otra vez), mientras duermo, en mis sueños, me veo en ese país, feliz de la vida, e incluso, entiendo el idioma de las personas, cuando estás me hablan; mientras que las imágenes en mi subconsciente, son espectacularmente nítidas.

Ahora bien. En la actualidad, escucho y veo a muchas personas que se van de Venezuela, por causa de la situación país; y puedo entenderlo, es más, no lo critico. Sin embargo, hay algo que me llama la atención. Muchas personas que visitan o se residencian en otros países, al regresar hablan maravillas...sólo maravillas, como por ejemplo, que en tal país, uno no puede "comerse la luz roja del semáforo" (así decimos aquí: "Se comió la luz"), no se puede dar la vuelta en "U", y hay que respetar las normas, por ende.

Entonces, yo me pregunto: ¿Acaso en Venezuela no debe ser igual que en otros países? ¿No es necesario respetar la luz roja del semáforo, y circular sólo cuando la luz verde lo indique? ¿Acaso no es necesario evitar dar la vuelta en "U" en lugares no permitidos? ¿Cuál es la diferencia entre las normas de otros países y las normas de Venezuela? ¡Caramba! Creo que no existe diferencia alguna; pero lo que sucede es que en otros países, los ciudadanos sí respetan, las leyes se hacen para cumplirlas y los organismos rectores de la jurisprudencia hacen cumplir las leyes, a todos por igual. Tan sólo es un ejemplo.

¡Entonces, la diferencia es usted amigo venezolano, amiga venezolana, extranjeros y extranjeras residentes en Venezuela.! ¡Definitivamente, el problema es usted, soy yo, somos nosotros, los habitantes de este país! ¡Pues claro! Aquí tenemos al amigo que trabaja en Tránsito y con sólo llamarlo y hasta mojarle la mano (darle dinero), salimos del paso y aunque irrespetemos las señales de tránsito, quedamos libres, sin pagar multas y debiéndole una al pana de tránsito que es tremendo irresponsable y alcahuete.

Lastimosamente, estoy convencido que este país no va a cambiar, porque en definitiva quienes deben cambiar son los ciudadanos; y con mucha tristeza me he dado cuenta que no será así, por tiempo indefinido. Estamos siendo consumidos por los antivalores, los pecados capitales nos carcomen; nos gusta "la papaya" y no tenemos identidad nacional. Mientras sigamos por ese camino, vamos rumbo a un caos total, desde el cual, será muy espinoso el retorno a la cordura, a la ética, a la moral, las buenas costumbres y del deber ser.

He dicho...

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