Sin lugar a dudas, otro de los grandes problemas de la sociedad, tiene que ver, con lo que algunos o muchos, llaman "la profesión más antigua del mundo", para referirse en palabras agraciadas, sobre la "prostitución" o lo que ahora se denomina como "sexoservicio", de acuerdo a lo que ha estipulado la Organización de las Naciones Unidas (O.N.U), para maquillar la cara oscura de un fenómeno socio-económico de evidentes connotaciones.
Es triste ver como las niñas, desde los 8 ó 10 años en adelante, pasando por la adolescencia, hasta llegar a la adultez, por una u otra causa se involucran en hechos y situaciones en donde se procede al ofrecimiento de actividades que involucran la consumación del acto sexual, a cambio de uno o varios beneficios, donde por supuesto, el placer y el dinero son factores contundentes.
Lo más aberrante de la situación planteada, es cuando esas niñas y adolescentes, son forzadas por terceras personas, a ejercer el oficio de la prostitución o el sexoservicio, a través de las mafias de la trata de blancas y afines; conllevando esto, a la aparición y proliferación de ciertas y determinadas enfermedades de transmisión sexual (ETS), que de una u otra forma, atentan contra la integridad mental y física de las personas expuestas al sexoservicio, que es como ahora se le denomina a las personas que ofrecen sexo, a cambio de placer o dinero, entre otras cosas.
Este problema social, tiene diversas causas, entre las que se estipula la hacinación familiar, el abuso sexual de niños, niñas y adolescentes, por parte de una persona mayor, el sub-empleo, el desempleo, entre otras variantes que son dignas de ser consideradas, estudiadas, analizadas y por supuesto combatidas a través de programas, proyectos, planes y actividades diversas, que contribuyan con la concientización en materia de educación sexual.
Ninguna persona tiene la autoridad moral, para señalar, juzgar y condenar a quien o quienes se dedican al ofrecimientos de sexo por placer o dinero, sin embargo, no está demás, referir que la prostitución o el sexoservicio, no es una profesión, sino una manera de enfrentar la vida desde otro punto de vista o perspectiva diferente; y creo fehacientemente que en muchos casos es una excusa de los llamados sexoservidores(as), porque no es difícil aprender cualquier tipo de oficio, como coser, cocinar, entre otros, a partir de los cuales, se pueda disfrutar de una vida decorosa.
Particularmente, aquí entre nos, me hago solidario con todas aquellas niñas y adolescentes que con sus "Zapatos de Tacón Alto", se enfrentan a un mundo hóstil, mal guiadas por mentes y manos irresponsables, que obviamente se lucran; y en los casos de quienes incursan por voluntad propia en el mundo de la prostitución o sexoservicio, mi respeto y consideración en sus condiciones de seres humanos y personas. Del mismo modo lo hago, con aquellos niños y adolescentes (género masculino), que también se ven inmersos en este sub-mundo.
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